Parque Central de Mendoza
COMITENTE Municipalidad de la ciudad de Mendoza
PROYECTO Daniel Becker y Claudio Ferrari
AÑO DEL PROYECTO 2001
PAISAJISMO Ing. Agrónoma Marcela Caratozzolo
DISEÑO GRAFICO Estudio García Balza-Estudio Carrere Dob
ILUMINACION Philips Argentina S.A
INSTALACIONES SANITARIAS Ing. Julio Blanco
ESTRUCTURAS Triaxis S.R.L. Ing. Alejandro Berri
TEORIA Arq. Graciela Silvestri
MOBILIARIO Estudio Cabeza
JUEGOS INFAQNTILES Juegos naturales S.A
Verde: alienación y vida cotidiana
Un parque metropolitano no sólo debe ser bello sino sorprendernos con sensaciones diversas y constantes, que sin caer en la especificidad de la tematización, paradójicamente transformen el espacio dedicado al remanso contemplativo, vinculado al ocio, en un lugar que se contamine con la hiperactividad de la vida de los individuos en la ciudad.
Referencias
1. Planta,
2. Galpon,
3. Puente,
4. Estanque,
5. Plataforma,
6. Escalinata,
7. Bar,
8. Fuente,
9. Arenero,
10. Juegos,
11. Aromáticas,
12-13. Jacarandaes,
14. Plaza del reloj,
15. Baños.
Cortes
Perspectivas
peatonales
Detalle Acceso
Acceso Centro CYE
Bicisenda y Estanque
Estanque 1
Estanque 2
Detalles
Banco
Banco Doble
Bebedero
Mesa
Plaza y Vistas
Plaza Central1
Plaza Central 2
Plaza de las Luces
Vista
Comentarios diversos
Arqa
La memoria descriptiva es muy clara y coherente con el proyecto propuesto, un excelente proyecto con espacios libres que son hitos realmente interesantes.
Los ingresos y los estacionamientos están acertadamente resueltos y existe una coherencia entre la arquitectura, el verde y los espejos de agua. Es sumamente interesante el anfiteatro natural que plantea en el sector suroeste que culmina y se conecta con el espejo de agua que le da un marco adecuado. Muy bien resuelta su conexión con el entorno, con la futura Catedral y los ingresos desde el sureste frente a ésta y desde el sur por Avenida Mitre.
Se puede imaginar que más que una propuesta de pequeño parque sea la propia de una gran plaza con un fuerte movimiento longitudinal, con rincones espacialmente ricos lo que resulta coherente con la superficie del terreno, reducida para un parque y generosa para una plaza. Quizá plantee una excesiva superficie de pisos pavimentados aunque hay un clara y definida propuesta de uso de los espacios como el arenero para uso de los niños, los juegos, las pérgolas, el muro de piedra de la cascada, etc.
Se considera adecuada la evocación que realiza al Ferrocarril a través de los relojes aunque el ubicado al Norte lo ubica en medio de una gran superficie de piso pavimentado que provocará una excesiva radiación de calor sobretodo en el verano.
Muy buena propuesta de los niveles utilizando la tierra que provendrá de la excavación de Avenida Mitre y del estacionamiento subterráneo.
Valiosa propuesta de reciclaje de los galpones con una buena solución para los estacionamientos aunque la vinculación peatonal de éstos con los galpones es dificultosa. Encierra en exceso la parte enterrada de Avenida Mitre.
Salvo el anfiteatro natural del suroeste no es fácilmente visualizable desde el entorno.
Es interesante el hecho de que sea una propuesta muy estructurada pero que no genera naturalmente actividades espontáneas, tal como lo plantea el reglamento. Es una propuesta muy elaborada y completa
Noticias de arquitectura
El Parque Central construído en la ciudad de Mendoza se estaca dentro de la tradición paisajística argentina por integrar las actividades recreativas y culturales propias de la vida urbana contemporánea, a la plasticidad de un lenguaje arquitectónico moderno, que además incorpora la historia del ferrocarril e imágenes de la memoria colectiva mendocina, vinculada a sus parques.
Así construye un espacio público inclusivo, dentro de la compleja relación entre la naturaleza perdida y el desarrollo de las grandes urbes que signa la modernidad. El proyecto de los arquitectos Daniel Becker y Claudio Ferrari —primer premio del Concurso Nacional de Anteproyectos en 1999—, concibe el parque como un espacio público abierto a la multiplicidad de actividades deportivas y culturales, que extienden el sentido de recreación y contemplación de la naturaleza y al encuentro social que ofrece la vida ciudadana.
Para los autores fue primordial lograr la integración de distintas lógicas: la de la movilidad, el descanso y la contemplación junto con la lógica del intercambio en la cultura contemporánea. Así se genera un recorrido de diversos lugares con una fuerte dirección lineal, que toma la geometría ferroviaria del sitio donde se implanta y permite una suerte de mise en scène de la vida pública, concentrada en el anfiteatro natural —destacado por el jurado como uno de sus aciertos— y la explanada del reloj, donde se realizan exposiciones, talleres recreativos, cine, danza y fiestas conmemorativas al aire libre.
En este sentido, dos escalas resuelven la relación entre la trama urbana y la conformación de su espacio interior. La escala general forma un polígono que lo diferencia del barrio, y los puentes peatonales sobre
Entonces, los verdes del verano dan paso al rojo intenso de los liquidambar otoñales; y de los marrones grisáceos del invierno, que muestra la corteza de los plátanos, se vuelve al claroscuro de los álamos blancos en el movimiento del viento cordillerano.
Noción del tiempo.
Dentro del parque las formas se desplazan hacia una concepción moderna del paisaje que involucra la historia y la memoria. La rigurosa geometría longitudinal produce una secuencia de recorridos opuesta al pintoresquismo, y genera un lenguaje abstracto, donde el silencio de la forma disemina el sentido en la presencia evocativa del agua.
Así, el plano constituye el elemento formal más productivo; utilizado en sentido horizontal, forma geometrías que diferencian jardines y lugares de usos cualificados, como plataformas y solados de hormigón impreso, mientras que su verticalidad define desniveles en corte, escalinatas, y construye las fugas visuales de perspectivas abiertas hacia el espejo de agua, o la cordillera.
En cambio, la materialidad produce un contrapunto al acercar la mirada y focalizar la percepción en las texturas y detalles constructivos logrados con las diferencias entre la piedra de los muros, el hormigón de los edificios, la madera y la variedad vegetal.
Así, el patio del reloj de sol inicia el paseo interior de jardines con distintas cualidades paisajísticas; como los jacarandáes, que dan el color violáceo primaveral combinado al perfume del jardín aromático, y otras figuras rectangulares continúan con los jardines de flores, acacias, plantas autóctonas y el de
En este sentido, Graciela Silvestri, arquitecta y doctora en Historia que integró el equipo de proyecto como asesora en teoría, destaca el trabajo sobre la diferencia: -No quisimos imitar, sino reformular esta diversidad de valores en formas que se lean claramente, que se usen libremente, que se disfruten variadamente... la variedad implica convivencia armónica de motivos diversos, así como espacio público implica reunión de seres humanos distintos en un mismo espacio-.
Desde esta mirada, la multiplicidad de situaciones incluye una nueva concepción de la historia constitutiva del presente. El reloj de sol señala cierto sentido de la temporalidad, como ocurría con el transcurrir de los trenes en la vida urbana; pero el ferrocarril se incorpora de modo constitutivo al trazado del proyecto, al dar su sentido de movilidad y dirección longitudinal al paseo.
Un oásis.
El agua es el tema formal dominante del parque, que se elabora arquitectónicamente en dos dimensiones significativas. La fuente, incluida en el recorrido, forma una cortina de agua cuyo permanente sonido y discurrir remite al murmullo placentero de las acequias mendocinas. En cambio, el lago -que difiere respecto del jardín pintoresco por el lenguaje abstracto y por no imitar al mundo natural-, donde se refleja la casa de té, es un lugar culminante de llegada; allí convergen el declive verde del parque junto a las plataformas, bancos y decks que ofrecen lugares de estar al visitante para disfrutar un tiempo diferenciado dentro del paseo.
Allí podrá contemplar en la quietud de la mirada, cómo la memoria, involuntaria y subjetiva, encuentra un oasis dentro de la vertiginosa vida urbana.
URBANOPARQUE CENTRAL DE MENDOZA: BECKER—FERRARI
Una continuidad verde de planos limpios
En el corazón urbano de Mendoza, un espacio público de seis hectáreas, propone usos variados en lenguaje moderno.
El Parque Central construido en la ciudad de Mendoza se destaca dentro de la tradición paisajística argentina por integrar las actividades recreativas y culturales propias de la vida urbana contemporánea, a la plasticidad de un lenguaje arquitectónico moderno, que además incorpora la historia del ferrocarril e imágenes de la memoria colectiva mendocina, vinculada a sus parques.
Así construye un espacio público inclusivo, dentro de la compleja relación entre la naturaleza perdida y el desarrollo de las grandes urbes que signa la modernidad. El proyecto de los arquitectos Daniel Becker y Claudio Ferrari —primer premio del Concurso Nacional de Anteproyectos en 1999—, concibe el parque como un espacio público abierto a la multiplicidad de actividades deportivas y culturales, que extienden el sentido de recreación y contemplación de la naturaleza y al encuentro social que ofrece la vida ciudadana.
Para los autores fue primordial lograr la integración de distintas lógicas: la de la movilidad, el descanso y la contemplación junto con la lógica del intercambio en la cultura contemporánea. Así se genera un recorrido de diversos lugares con una fuerte dirección lineal, que toma la geometría ferroviaria del sitio donde se implanta y permite una suerte de mise en scène de la vida pública, concentrada en el anfiteatro natural —destacado por el jurado como uno de sus aciertos— y la explanada del reloj, donde se realizan exposiciones, talleres recreativos, cine, danza y fiestas conmemorativas al aire libre.
En este sentido, dos escalas resuelven la relación entre la trama urbana y la conformación de su espacio interior. La escala general forma un polígono que lo diferencia del barrio, y los puentes peatonales sobre
Entonces, los verdes del verano dan paso al rojo intenso de los liquidambar otoñales; y de los marrones grisáceos del invierno, que muestra la corteza de los plátanos, se vuelve al claroscuro de los álamos blancos en el movimiento del viento cordillerano.
Noción del tiempo. dentro del parque las formas se desplazan hacia una concepción moderna del paisaje que involucra la historia y la memoria. La rigurosa geometría longitudinal produce una secuencia de recorridos opuesta al pintoresquismo, y genera un lenguaje abstracto, donde el silencio de la forma disemina el sentido en la presencia evocativa del agua.
Así, el plano constituye el elemento formal más productivo; utilizado en sentido horizontal, forma geometrías que diferencian jardines y lugares de usos cualificados, como plataformas y solados de hormigón impreso, mientras que su verticalidad define desniveles en corte, escalinatas, y construye las fugas visuales de perspectivas abiertas hacia el espejo de agua, o la cordillera.
En cambio, la materialidad produce un contrapunto al acercar la mirada y focalizar la percepción en las texturas y detalles constructivos logrados con las diferencias entre la piedra de los muros, el hormigón de los edificios, la madera y la variedad vegetal.
Así, el patio del reloj de sol inicia el paseo interior de jardines con distintas cualidades paisajísticas; como los jacarandáes, que dan el color violáceo primaveral combinado al perfume del jardín aromático, y otras figuras rectangulares continúan con los jardines de flores, acacias, plantas autóctonas y el de
En este sentido, Graciela Silvestri, arquitecta y doctora en Historia que integró el equipo de proyecto como asesora en teoría, destaca el trabajo sobre la diferencia: "No quisimos imitar, sino reformular esta diversidad de valores en formas que se lean claramente, que se usen libremente, que se disfruten variadamente... la variedad implica convivencia armónica de motivos diversos, así como espacio público implica reunión de seres humanos distintos en un mismo espacio".
Desde esta mirada, la multiplicidad de situaciones incluye una nueva concepción de la historia constitutiva del presente. El reloj de sol señala cierto sentido de la temporalidad, como ocurría con el transcurrir de los trenes en la vida urbana; pero el ferrocarril se incorpora de modo constitutivo al trazado del proyecto, al dar su sentido de movilidad y dirección longitudinal al paseo.
Un oásis. El agua es el tema formal dominante del parque, que se elabora arquitectónicamente en dos dimensiones significativas. La fuente, incluida en el recorrido, forma una cortina de agua cuyo permanente sonido y discurrir remite al murmullo placentero de las acequias mendocinas. En cambio, el lago (que difiere respecto del jardín pintoresco por el lenguaje abstracto y por no imitar al mundo natural), donde se refleja la casa de té, es un lugar culminante de llegada; allí convergen el declive verde del parque junto a las plataformas, bancos y decks que ofrecen lugares de estar al visitante para disfrutar un tiempo diferenciado dentro del paseo.
Allí podrá contemplar en la quietud de la mirada, cómo la memoria, involuntaria y subjetiva, encuentra un oasis dentro de la vertiginosa vida urbana.
Fuente:
http://1999.arqa.com/obras/cpm.htm
http://www.clarin.com/arquitectura/2006/09/05/a-01265284.htm
http://www.noticiasarq.com.mx
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